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lunes, 4 de febrero de 2013

Andate


Los barcos no se hunden porque a el mar no le gustan los humanos que visitan sus castillos de arena, el barrilete vuela porque el viento quiere echarlo de sus cielos.
La tierra se equivocó, dejó vivir al hombre, un terrible asesino, en su casa, sabía que era una especie muy destructora y que la relación no iba a funcionar, pero igual se arriesgo, se sentía muy sola. Vivieron muchos años juntos. Un amor como el del sol y la luna, el la quemaba, pero ella lo oscurecía.

domingo, 6 de enero de 2013

Extasis natural

Bajo la sombra de un gran árbol en un hermoso atardecer, donde las libélulas cuentan sus historias revoloteando por el agua y las burbujas parecen interpretar alguna clase de danza con la corriente.
El viento susurra sus lejanos viajes y luego se va, acariciando suavemente las hojas. El sol se retira, como todo un caballero, dejando su lugar a la esplendorosa luna, que no tiene tanta luz, pero sus reflejos son tan hermosos como cualquier mujer. La arena no quema y las espinas pinchan como un abrazo de abril.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Ojos orientales de madrugada.

Dos muchachos discutían por una mujer borracha que no podía decidir si vomitar sus piernas o correr con su vomito, me daba pena, la quería llevar conmigo. El deseo sexual puede ser tan fuerte como para aprovecharse de una situación así? dos hombres con esperma hasta en los ojos peleando a muerte por una mujer que no podía mantenerse en pie. Donde quedo el respeto? Donde quedo el respeto?.
Un amigo me decía llevala, se va a ir con ellos. Yo la mire y no supe descifrar si realmente quería irse o quería quedarse, sus manos se querían quedar, pero su cara se quería ir. Finalmente me fui solo, mojándome con la lluvia de domingo.

jueves, 18 de octubre de 2012

Se necesitan receptores

Estaba esta mañana, como todas las mañanas, detrás del mostrador esperando que alguien entrara a comprar. Entro un señor, de unos 70 años de edad aproximadamente, su nombre era Tito, Tito? le respondí pensando que era un apodo, si, Tito me dijo, su cara estaba cansada, su tono de voz también, compartimos un par de palabras, me dejo algo para arreglar y se fue. Regresó a las dos horas, mientras le explicaba lo que debía hacer para instalar el repuesto, me contaba que el estaba solo, que su hijo había fallecido, estoy solo repitió nuevamente. Y fue ahí, justo en ese momento, cuando vi que sus ojos se llenaron de lágrimas que entendí que solo era una persona que necesitaba que la escucharan y yo solo era una persona que necesitaba oírlo, que como el agua de sus ojos necesitaba resbalarse por sus mejillas, mi corazón necesitaba sentir un poco de su angustia, de compartir su dolor. Por unos momentos su tristeza invadió mi cuerpo y no pude mirarlo a la cara, fueron dos segundos que parecieron una eternidad.
Finalmente se despidió y yo quede detrás del mostrador, sintiéndome el ser mas pequeño del mundo pero con la alegría de saber que con solo escuchar, pude ayudarlo a aliviar un poco su dolor.
Es el gran circulo que se cierra y hace que todo tenga significado. Escuchame, abrazame, acompañame a jugar.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Gente triste y vieja


Frente al reflejo de una ventana se encuentran algunos, mirando su vida pasar, mirando pasar la vida de los demás. Con bostezos interminables, caras erosionadas por el viento, los años se acumulan en la frente.
Algunos esperan, que su familia, en sus tiempos libres de domingo los vaya a visitar, que le recuerden que están solos porque nadie se interesa por ellos. Que todo lo que hicieron en su vida nadie lo valoró.
Se ríen solos, parpadean sin parar, con miradas perdidas, como buscando algún gesto amable o esa mano que los lleve al mas allá. 
Hoy los vinieron a ver, no se preocupen abuelos, dentro de poco se van a ir, pero no al cementerio, sus familias no tienen tiempo para ir a ver sus tumbas los domingos.

lunes, 8 de octubre de 2012

Viaje a la luna



Cada vez que me voy dejo atrás mi pequeña gran ciudad, no es miá, solo me obligaron a elegirla, me obligaron a tirar mis raíces como a un árbol que lo plantan en una maceta en la que no quiere estar.  Dejo atrás el olor a mierda que sale de los ojos de las personas cuando te miran, a los robots que tiran dinero por el culo, aunque este sucio, tienen un culo adinerado, a las muñecas bien peinadas, bien vestidas, mal maquilladas, con poco para decir, tan atractivas, tan ignorantes, ciegas y estúpidas. Dejo atrás la rutina, tan odiada, tan repugnante, aun, tan difícil de dejar.

Las idas y idas, las idas y venidas en auto, la señora que frena con el semáforo en verde, el señor que acelera y pasa en rojo para evitar a los chicos que limpian los parabrisas, puede matar a alguien, pero no le van a sacar una moneda. Las señoras de cara estirada, embarrada, saliendo del shopping con sus bolsas de compras, encantadas de haber estrujado la tarjeta de crédito de su marido, o de su amante, ahora tienen que ir a cocinar, a levantar la mierda del perro.
Que difícil es comunicarse cuando no se sabe hablar, siempre esperando que como por arte de magia la otra persona entre en un estado mágico de telepatía y realmente te entienda, que vea todo lo que tenes para decirle, que te mire adentro, afuera, adentro del cuerpo, donde esta el humo de los cigarrillos y la cafeína. Eso es casi imposible, como pedirle a un enfermo de Parkinson que deje de temblar.
Tal vez sea eso lo que todos estamos buscando o de lo que todos nos queremos escapar, tal vez por miedo, tal vez por curiosidad, hay que irse, afuera de la cabeza, para poder apreciarnos, para poder sentir que algún lugar hay alguien como nosotros, afuera de su cabeza, mirándonos impaciente, esperando que le devolvamos la mirada.

viernes, 5 de octubre de 2012

Dale, vola.

Una cerveza con burbujas de color, ruidos sin olor, es que tus ojos
decían tanto sin hablar. Y yo que pensaba que conocía lo que era una
sonrisa. Sacaste mi cabeza a pasear.
Las palabras se van con la brisa, cuando no tienen prisa, sentado en
los sueños de la gente que se va.
Quien te puede decir, cuanto tiempo paso, quien nos puede decir, lo
que se debe sentir.
A veces es mejor mirar, distante, como el árbol que ve sus hojas caer,
algunas buscando libertad, algunas buscando encontrarse, con otras en
el aire.
Cada mirada le da a mi espalda, alas para volar.