Extasis natural
Bajo
la sombra de un gran árbol en un hermoso atardecer, donde las libélulas
cuentan sus historias revoloteando por el agua y las burbujas parecen
interpretar alguna clase de danza con la corriente.
El viento
susurra sus lejanos viajes y luego se va, acariciando suavemente las
hojas. El sol se retira, como todo un caballero, dejando su lugar a la
esplendorosa luna, que no tiene tanta luz, pero sus reflejos son tan
hermosos como cualquier mujer. La arena no quema y las espinas pinchan como un abrazo de abril.
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